Depedro es el proyecto musical del madrileño Jairo Zavala, músico incansable y autodidacta. En 1995 fundó el grupo La Vacazul, junto a Javier Vacas, con el que llegó a grabar cinco discos. A partir de ahí comenzó a profesionalizarse como músico, tocando en varios grupos a la vez, en bandas de programas de televisión o como músico de estudio. Gracias a Amparo Sánchez (Amparanoia) conoció a la banda estadounidense Calexico, en la que se integró y con la que realizó giras y grabó varios discos en los 12 años que permaneció en la misma.
Su trayectoria en solitario arranca oficialmente en 2008 con la publicación de su álbum homónimo, grabado junto a Calexico en Tucson (Arizona). Una fructífera colaboración que se mantuvo hasta el año pasado, abarcando los 8 discos que lleva ya editados. Su proyecto, de tintes fronterizos, bebe de influencias musicales, culturales y estéticas de regiones tan dispares como Latinoamérica, el Mediterráneo, África o Estados Unidos.
Depedro es ese tipo de artista que necesita y adora los escenarios, pero no la fama. Un músico que podría presumir de cifras, currículo o colaboraciones, pero cuya definición del éxito es «poder vivir de la música desde los 19 años». Tras su paso por el Mallorca Live Summer en 2021, regresa a Mallorca, a la palmesana sala Es Gremi, como parte del ciclo Mallorca Live Nights. La cita será este sábado 22 de octubre a las 22 h. Pero antes hemos tenido un rato para conversar con él, quien amablemente ha respondido a nuestras preguntas.
Vuelves a Mallorca a actuar, son muchos años los que llevas pisando nuestros escenarios. ¿Cómo defines tu relación con la Isla?
La primera vez que vine a tocar me encantó, fue de la mano de Ignacio del Bluesville, que él no estaba, estaba de viaje, además perdí el avión y me quedé un par de días más. Establecí con él una relación muy especial y ahí descubrí que la música en Mallorca siempre tiene una puerta abierta a los músicos que venimos de fuera a actuar, hay grandes músicos y un público respetuoso y muy atento a la propuesta.
¿Qué recuerdas de aquellos años en Mallorca junto a La Vacazul en el Bluesville?
Recuerdo que en esos años el ocio estaba muy vinculado a la música en directo. Había una escena muy efervescente aquí en Mallorca, no solo en el Bluesville, también en el Barcelona, por ejemplo, un circuito muy vivo y muy latente del que tuve el privilegio de disfrutar.
Aterrizas en Palma este sábado para presentar tu disco doble en directo, grabado en 2020 pero publicado este pasado mes de junio. ¿Por qué han pasado dos años desde su publicación?
Ha habido una pequeña grieta en el tiempo. En realidad presentaré Máquina de Piedad, que es nuestro último disco de estudio con material nuevo, pero teníamos este material de directo que nos quemaba en las manos, con cosas muy interesantes. La energía de nuestro directo con colaboraciones de gente a la que quiero muchísimo en esos tres conciertos de despedida de la gira anterior. Queríamos mostrar nuestra faceta en directo, que difiere mucho de nuestros trabajos en estudio, se respira una energía muy especial.
En los últimos años, la popularidad de tu proyecto ha ido creciendo y llegando con más facilidad al gran público. Teniendo en cuenta las tendencias y gustos mayoritarios predominantes en la actualidad, tan alejados de lo tuyo, ¿cómo lo explicas?
No tengo ni idea, ojalá me hubiese pasado en otro momento, pero las cosas llegan cuando llegan, nadie sabe cuál es la llave. Solo te puedo decir que lo disfruto muchísimo, sobre todo el hecho de que canciones que hace uno formen parte de la historia emocional de la gente que nos sigue. Es algo muy bonito.
¿Cuál es tu proceso compositivo? ¿Cómo llegan las canciones? ¿Partes primero de una idea musical o literal?
No hay un protocolo. Sí que es verdad que estoy muy atento, siempre llevo una libreta o voy guardando ideas en el móvil. La verdad es que me cuesta muchísimo encontrar frases o sonidos que me emocionen y se plasmen en una canción, soy muy caótico hasta para eso. No hago repertorios hasta justo antes de salir en directo, los músicos que trabajan conmigo saben que siempre hay ese vértigo.
Tus letras, a menudo, tienen un contexto de carga social y compromiso sin llegar a adoctrinar. ¿Cómo se consigue ese equilibrio? ¿Hay alguna línea que no hay que cruzar a la hora de ser crítico con el sistema?
No soy impermeable a la realidad social que vivimos, pero en mi traje no caben eslóganes. Es mucho más poderosa una sugerencia o un preámbulo que el resultado en sí. Me interesa mucho más cómo se llega a los sitios que llegar en sí.
Escuchando tus discos, da la sensación de que te manejas mejor en contextos orgánicos y analógicos. Hay como mucha madera y mucha válvula en ellos. ¿Cómo defines tu relación con la tecnología?
Me encanta la tecnología, pero seguramente estaremos de acuerdo en que Depedro no es un proyecto de vanguardia ni yo pretendo cambiar la música. Vengo de un mundo en que había una parte artesanal muy importante, me gusta tocar, soy músico por encima de todo y es algo que arrastro y disfruto. No es nada peyorativo, los caminos de la emoción de la gente son muy personales. A veces utilizo alguna caja de ritmos o electrónica, pero solo como un elemento para potenciar la canción y darle emoción, no como un soporte.
¿En qué momento empezaste a sentirte cómodo con sonoridades fronterizas? ¿Algún artista o álbum que te iluminase en especial?
Tuvo mucho peso mi relación profesional y personal con Caléxico. Fueron doce años, me abrieron muchas puertas mentales que me ayudaron a concentrarme en la emoción de la canción y en que la expresión artística fuese lo más importante. Me gusta pensar que eso es lo que tiene la música como yo la entiendo, que está muy alejada del show bussiness. En realidad nunca hemos querido ser famosos, solo pretendemos ser buenos músicos.
Los últimos años te hemos visto acompañado de artistas que tienen un gran peso para el gran público: Luz Casal, Santiago Auserón, Bunbury, Iván Ferreiro… Colaboraciones de lujo. ¿Cómo surgen estos acercamientos?
En realidad el gremio musical no es tan grande, nos conocemos todos y todo vino a raíz de que en un momento en el que se puso en valor nuestro repertorio y algunos compañeros me prestaron su talento, en todos los casos habíamos coincidido algunas veces. Luz Casal, por ejemplo, me llamó hace unos años para grabar unas guitarras y a partir de ahí hicimos muy buenas migas. Con Iván Ferreiro hemos coincidido mucho a lo largo de los años. Con Santiago fue diferente, sí que hubo un acercamiento por mi parte. Es un músico sin el cual seguramente no estaríamos hablando ahora de mi proyecto tu y yo. De cualquier modo, siempre hay una relación personal. Si no, no lo entiendo. Necesito que haya algo más, una cordialidad, un respeto, de otro modo sería un poco frío para mí.
Tu banda tiene una sonoridad especial. ¿Cómo eliges a los músicos que te acompañan?
Llevo mucho tiempo tocando con ellos. Tengo la suerte de que son músicos que aportan mucho más que la ejecución musical, son gente con mucho carácter y personalidad y necesito eso para el directo y estar inspirado. Son músicos que admiro, respeto y me nutro constantemente de ellos.
¿Planteas los conciertos de forma diferente para salas que para festivales? ¿Alguna preferencia?
Aparte de que en los festivales son siempre más cortos, sí, me dejo llevar por la energía que hay en el momento. Mi trabajo es hacer que cada concierto sea algo especial para la gente que viene a vernos y la verdad es que no estoy para elegir, me encanta todo y más después de lo que ha pasado en estos dos últimos años. La verdad es que me encanta todo, donde sea.
¿Qué traes esta vez en la maleta para el público mallorquín? ¿Cómo planteas el concierto del sábado?
Traigo muchas ganas. Hace tiempo que no toco en la isla y tengo muchos amigos y mucha ilusión. Vengo a presentar mi último disco, pero no me olvidaré de los clásicos. La última vez que estuve fue maravilloso, el público me dio un abrazo muy grande y hay que devolverle toda esa energía.
Publicado por:
Músico, cantante y compositor en Urtain. Colaborador musical en Cadena Ser / Radio Mallorca. Redactor en Mallorca Music Magazine.
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