La historia. En buenas mayúsculas. Eso son Nacha Pop: unas buenas mayúsculas en la historia de la música popular española. Y en resumidas cuentas, hay dos maneras de entrevistar a alguien de la dimensión de su histórico líder Nacho García Vega (Madrid, 1961). Una es a través del despiporre de hemeroteca: nombres, fechas, títulos, lugares, datos, cifras. La otra es saber que hay un cofre con un tesoro y, sencillamente, abrirlo. Es decir, sencillamente, charlar sobre música. Es decir, sencillamente, conseguir el tesoro.
Nacha Pop estrenan este jueves el ciclo de conciertos Es Jardí de esta temporada, incluidos en la fiesta temática Children of the 80’s. Recinto Mallorca Live Festival (Calvià), 22 h, general 24’20 € / VIP 49’50 € / premium 121 € / menores 6 años gratis en zona general.
Principios de los 80, Nacha Pop son demasiado nuevos. Dosmiles, Nacha Pop son demasiado old-school. 2024, Nacha Pop, joder qué innovadores, qué creativos, incluso qué valientes en su momento. ¿Habéis tenido vuestro momento, vuestros años? ¿Se ha hecho justicia histórico-artística con Nacha Pop?
Pregúntamelo en 2048 [ríe]. Lo que sí puedo decir es que cuando empiezas, casi adolescentes, haces las cosas sin pensar, con naturalidad y desparpajo. En los dosmiles no estábamos juntos como grupo sino en experimentos paralelos que nos enriquecieron. Y hoy no somos un grupo de revival que solo quiere tocar para gente de su generación.
Entrevista de 1977 con Elvis Costello. Tiene 23 años, acaba de editar su primer disco y existe la sensación de que ha nacido una estrella. La periodista plantea: «La gente dice que vas a ser muy grande». Costello responde: «No me interesa. No pienso en si voy a ser grande. Me da igual. No tengo ninguna aspiración en ser famoso. No quiero ser Rod Stewart». ¿Vosotros quién no queríais ser?
Probablemente Raphael o Manolo Escobar, con todo el respeto del mundo. O Nino Bravo. En ese momento esa era una liga que no nos interesaba. Lo que dijo Costello recuerda a aquello de «fue una década irrepetible caracterizada por un extraordinario mal gusto». Aunque a día de hoy Costello tiene canciones que podría tocar Stewart y viceversa.
Qué curioso: la sentencia que se os ha adjudicado a menudo de «Nacha Pop, el grupo que nunca estuvo de moda», a día de hoy os ha generado un marchamo de autenticidad. Aquí no se vende ni diós. Lo importante es la música. Auténticos en 1980, auténticos en 2024. ¿Significa lo mismo? ¿Habrá que revisar los libros de historia porque resulta que, por música y sobre todo por actitud, Nacha Pop inventó el indie?
¡Tal vez! [ríe] «La eterna leyenda blanca»… Nunca fuimos de los más vendedores, aunque tuvimos un par de números 1 en Los40. Creo que nuestras canciones han envejecido bien.
O todo lo contrario y ahí está la clave: no han envejecido.
Joder gracias, me encanta oír eso y espero que sea así.
Por cierto, ¿te interesó el indie? ¿Conectaste?
Siempre me ha interesado. El de ahora, el de hace diez años y de hace veinte. Pero que tampoco esperen que los mencione en entrevistas.
Dijo tu primo: «Cada cual tiene su público». ¿Le interesa hoy a Nacha Pop llegar a veinteañeros? ¿Ha existido esa conversación?: Vamos a intentar llegar a público joven.
Pretender llegar a un público muy concreto, ir con la mirilla, no es natural ni auténtico, real. Ni antes pretendimos llegar a gente más mayor que nosotros, ni ahora buscamos llegar a gente más joven. Antes y ahora el objetivo sigue siendo el mismo, llegar a nosotros mismos.
Dijiste: «Cuando una discográfica quiso dejarnos un hueco en su catálogo, ya llevábamos bastante tiempo ensayando y tocando, trabajando en el local de ensayo sin preocuparnos de esa cuestión. No esperábamos especialmente esa oportunidad». A 2024 me da la impresión de que ni Instagram ni TikTok os condiciona especialmente. O nada en absoluto. Tú que como yo tampoco eres nativo digital, ¿cómo ves eso de las redes y todo lo que condiciona, artística, por supuesto, y personalmente?
Son una herramienta necesaria pero no son la clave. Funcionan para la promoción, sobre todo si se hace de forma suficientemente personalizada y consigues un contacto casi de persona a persona. Y poco más. Hoy día parece que la gente joven que quiera estar en la música tiene que ser músico y muchas otras cosas más. A nosotros no nos interesa, o nos interesa lo justo.
¿A qué te da derecho ser parte esencial y ya mítica de la historia de la música popular en español? Lo que me han dicho en entrevista algunos gigantes: a saber quiénes son mis amigos; a pisar los cables en el escenario.
A charlar con gente como tú.
Teniendo en cuenta el revisionismo histórico, que siendo periodista de Cultura y además habiendo estudiado la licenciatura de Historia del Arte me parece esencial; teniendo en cuenta puntos de vista de estudiosos y/o protagonistas como Patricia Godes, Jesús Ordovás, Diego Manrique, Rafa Cervera, Carlos Pérez de Ziriza o José Manuel Lechado; revisiones en clave de ficción como las de Juan Madrid o Almudena Grandes; en clave arty como las de Pablo Pérez-Mínguez u Oluka Lele; en primerísima primera persona como de Sandra Bensadón o Sabino Méndez; es absurdo decir que no pasó nada. Es ridículo decir que la Movida Madrileña no existió, como se puso de moda decir hace pocos años. Y si hay protagonistas del punk de los 70 que lo resumen diciendo «estábamos enfadados», ahí va un órdago: en muy resumidas cuentas, ¿qué pasó?
Es cierto, se han leído cosas absurdas. Hay periodistas o gente en general que se agarra a lo que más llama la atención. ¿Que si existió la Movida, si fue un movimiento concreto y uniforme? Solo puedo decir que para pertenecer a ello no había ninguna oficina donde apuntarse ni formularios con casillas que rellenar. Lo que pasó es que aquella generación era muy versátil. Entre los grupos y entre el público había tanto gente de derechas como seguidores de Almodóvar. Y nada más, porque la etiqueta vino después, que algunos han querido utilizar como marca comercial o como puro negocio. Algunos de manera muy hábil, pero a mí nunca me ha interesado.
Diría que el adjetivo que más he leído asociado a La Movida es «hedonismo». ¿Otra manera de definir lo que sucedió es que queríais ser hedonistas? Porque es fundamental ubicar que hacía muy pocos años que se había salido de cuarenta años de dictadura.
Exacto. Un buen resumen sería decir que cada día queríamos pasarlo mejor. De ahí nuestra canción «Quiero estar mejor». Queríamos aprovechar todas las posibilidades. La verdad es que «hedonismo» es un término que nunca me ha gustado porque parece que no teníamos intereses sociales, y desde luego no era así. Siempre había y siempre hemos tenido causas en la cabeza. Donde sí puede haber diferencia es que si antes queríamos erotizar, hoy ya no tanto. O que lo hacemos de otra manera.
Cojamos un grupo de moda, uno cualquiera pero madrileño. Por ejemplo, Alcalá Norte. Les lees en entrevista y comentan «blá, blá, blá… y Nacha Pop». ¿Esa pleitesía te parece real o postureo?
Es un honor, pero no una casualidad.
Por aquello de lo que hablábamos antes, por vuestra autenticidad de los inicios y vuestra autenticidad de hoy. Menciona hoy a Nacha Pop y serás auténtico.
Pasa como en nuestra época, en nuestros inicios, que mencionábamos a Los Brincos o a Los Bravos pero sin olvidar que entonces, si te pasabas y molabas demasiado, dejabas de gustar. Que hoy día te mencionen es un orgullo, pero no es un pedestal deseado.
Sobre el enorme peso, la enorme presencia de tu primo en la dimensión de Nacha Pop: suena demasiado fuerte leer como se ha podido leer «El perfil inicial de Nacha Pop estuvo posteriormente vampirizado por la leyenda negra de Antonio Vega». Cambiemos «vampirizado» ¿por?
Es una pregunta muy difícil… La clave está en que cada concierto es un homenaje a Antonio, pero también a mucha otra gente. Es obvio que la suya es una figura que despierta mucho cariño, además de que siempre he tenido claro que tratar de eclipsar o esconder puede transmitir resentimiento, y nunca me ha gustado ni lo he pretendido. Su carrera posterior en solitario tuvo sus características propias, como sus baladas súper lentas e intimistas. Marcó, mucho, pero eso no está peleado con Nacha Pop ni con nada. Porque además, que no salga de Europa y ahora que no nos oye nadie: en Nacha Pop no hay ni una sola canción que haya que adjudicar solo a Antonio o solo a Nacha Pop. Y nos separamos con el 99% de certeza de que volveríamos a tocar juntos.
¿Cuánto vais a querer girar? Porque no es una elucubración ni elogio incondicional, o acrítico, decir que Nacha Pop podría estar girando eternamente. Tal vez no tanto como el «Never Ending Tour» de Bob Dylan [nombre popular de la gira en la que el estadounidense lleva embarcado de forma ininterrumpida desde 1988], pero más o menos lo que os diese la gana.
Pues tras haber tocado este año en Tenerife, Jerez, Palencia o el Love the 90s en Madrid, tenemos 16 o 17 fechas más, que podrían llegar hasta 20 o 22. No creo que nos apetezca hacer más. Lo que sí nos apetece y nos gusta es que hay de todo. Después de Mallorca vamos a un pequeño festival muy histórico, el Cueva de Nerja [este año celebra su 63ª edición], y tras eso a las fiestas de Vallecas, donde hay un público genial y te aseguro que la gente del centro de Madrid no va [ríe].
¿Mallorca es especial para Nacha Pop?
Desde luego. Tengo recuerdos muy concretos y no solo eso, Eivissa es mi segunda casa porque tengo viviendo allí a un hermano desde hace muchos años.
¿Vais a querer grabar?
¡Sí! Ya tenemos 8-10 canciones, que al final no creo que vayan a ser más porque, al menos de momento, no tenemos tiempo. Lo que sí vamos a hacer es incluir algunas de ellas en los conciertos. Por ejemplo una que me hace especial ilusión titulada «Ya no estás en la movida». Me lo gritó un pastor un día que paseaba por el campo. Era alguien más o menos de mi edad, y luego siguió con aquello típico de «vosotros sí que erais buenos, ya no se hace buena música como antes», etc.
A todo rediós le preguntan por el reguetón. Voy a tener que preguntarte también.
Siempre te lo preguntan para oírte decir que lo odias, y siempre me he negado a criticar algo que le gusta a la gente. Cuando en casa ponía «Blitzkrieg Bop» de los Ramones mi padre siempre me gritaba «¡quita esa mierda de música!».
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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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