
L’illa de la calma es el título del libro dedicado a Mallorca que escribió el pintor y literato catalán Santiago Rusiñol a pincipios del s. XX. La obra recoge diversos articulos y escritos del autor en los que, con ternura y una suave ironía, dejó plasmado el profundo amor que sentía por la isla y por sus gentes, una suerte de arcadia feliz donde el tiempo parecía discurrir a un ritmo más pausado. Rusiñol, que era un espíritu sensible, quedó fascinado ya en su primer viaje a la isla, en 1893, y desde entonces la visitó en numerosas ocasiones y permaneció en ella durante largas temporadas. En sus estampas y paisajes encontró inagotables fuentes de inspiración, tanto pictóricas como literarias. Para alguien que rechazaba la sociedad industrial y materialista, Mallorca era un paraíso rural cuyos habitantes vivían aún en un estado de armonía con la naturaleza, un lugar que todavía no había sucumbido al ritmo vertiginoso que imponían la modernidad y el progreso.
El libro de Rusiñol, y en especial su segunda edición de 1922, tuvo bastante éxito y el apelativo «la isla de la calma» acabó popularizándose a lo largo del s. XX. Durante la segunda mitad del siglo, y a pesar del avance imparable del turismo y la inevitable llegada del «progreso», todavía era posible encontrar reductos de aquel «paraíso» que conoció Rusiñol. Sin embargo, en la actualidad, ya solo queda un vago recuerdo de aquello. La popularidad de la isla creció tanto que acabó siendo su condena. El número de turistas fue aumentando sin que nadie le pusiera freno, y hace décadas que rebasó cualquier límite razonable, transformando también a la sociedad mallorquina en el proceso. Y aunque la presión sobre el territorio ya ha sobrepasado cualquier límite sostenible, nadie parece poder parar este disparate, y cada año se bate de nuevo el récord de visitantes mientras se alardea de ello en la prensa local (17,8 millones en 2023). El famoso apodo que popularizó Rusiñol, que aún se prostituye como reclamo turístico o para vender propiedades a los extranjeros, parece una maldita broma en una isla desbordada por la sobrepoblación y la masificación turística. Si el pintor levantase la cabeza y visitase la Mallorca actual, saldría escopetado como alma que lleva el diablo.
Reimaginando el paraíso perdido
Sin embargo, y a pesar de este negro panorama, de vez en cuando sucede algo que nos reconcilia con la imagen idílica que muchos aún guardamos de esta bendita isla. El lanzamiento de Island Joy, el primer disco de Guille Wheel en solitario, nos ha permitido asomarnos a aquella Mallorca mítica que tanto fascinaba a pintores, escritores y artistas de todo tipo. Su autor parte del mito para llegar a la esencia que subyace tras el mismo a través de su propia experiencia. Su éxito es nuestra esperanza pues, para recuperar el paraíso perdido, primero hay que encontrarlo, o al menos imaginarlo. Esto es lo que ha conseguido Guillermo Borrás con este trabajo, casi nada.
Es evidente que estamos ante un álbum muy especial. Su autor, con la mirada perspicaz y sensible del artista, ha sabido capturar la belleza y la armonía de los maravillosos paisajes que aún conserva la isla. Al igual que Rusiñol, se ha plantado en medio de la naturaleza y se ha detenido a observar, escuchar y sentir los secretos que esta le susurraba. Pero en lugar de plasmarlos en cuadros o escritos, los ha transformado en música, en hermosas composiciones con las que ha escrito una honesta carta de amor a su tierra. No hay más que poner el disco y escuchar atentamente. Lo primero que llega a nuestros oídos no es otra cosa que el arrullo de las olas acariciando la orilla, un sonido que al instante nos sitúa frente al mar en algún rincón de Sa Roqueta.
Con 10 maravillosos cortes, el disco recrea una atmósfera atemporal y relajada que nos atrapa desde la primera escucha. En él encontraremos influencias reconocibles, de la música italiana de los 50 y 60, de la bossa nova o de los clásicos de los 60 y 70, pero con un sonido más actual. También están presentes el sol, el mar, la brisa, los pinos, las montañas…, o detalles particulares como el sonido de una fuente o las campanas de una iglesia. Muchas de estas referencias se encuentran en Calvià y tienen un profundo significado para su autor, pues estamos ante un álbum autobiográfico. Otras honran a las personas que le han acompañado e inspirado a lo largo de su vida, con especial cariño hacia las mujeres que le rodean (su madre, su hermana, su novia), portadoras de amor y de afecto.
La mejor manera de acercarse a Island Joy es descubrirlo poco a poco. Dejar la impaciencia a un lado y escucharlo cuando no tengamos nada que hacer, sin prisas ni expectativas. Tan solo hay que dejar fluir libremente la música y maravillarnos con cada pequeño y cuidado detalle: la suave luz de la mañana, el vuelo rasante de un cormorán sobre las olas, la bella estampa de una mujer junto al mar… Con buena disposición y un poco de suerte alcanzaremos esa dulce placidez que nos invade cuando nos dejamos llevar por el ritmo «indolente» que nos propone la naturaleza. No es fácil cuando se ha perdido el hábito, pero tampoco es imposible. Y si logramos permanecer el tiempo suficiente en ese estado de dolce far niente, tal vez encontremos el amor en todo aquello que nos rodea, porque como dice la canción, el amor está en todas partes. Solo hay que saber mirar.
El álbum ya se encuentra disponible en las principales plataformas digitales y en una cuidada edición en vinilo editada por Bubota Música. En su elaboración han participado músicos y artistas como la cantante y actriz Aina Zanoguera, la pintora Lucía Maraver, el músico, promotor y dj Paco Colombás, los músicos Pep Toni Ferrer, Josep Oliver, Juan Andreu, Rogerio Da Souza, Marc Grasas, Sergio Llopis y Tomi Solbas, quien además ha sido coproductor del mismo junto a Guille y multinstrumentista en las sesiones de grabación. La portada es obra de la ilustradora Marta Fuertes.
La presentación tendrá lugar el próximo viernes 12 de julio a las 20 h. en la Fundació Miró, Palma. Tras el concierto habrá una sesión a cargo del dj Valerio Latina.
Guille Wheel
Guillermo Borrás es un joven músico y compositor mallorquín que se dio a conocer como vocalista y líder de la desaparecida banda The Wheels. Con sus dos trabajos publicados a mediados de la pasada década, The Wheels se ganaron el respeto de la crítica especializada, lo cual les llevaría a realizar dos giras nacionales y dos internacionales (México e Inglaterra), además de participar en algunos de los festivales más prestigiosos del circuito internacional, como el Primavera Sound o el Festival Internacional de Benicassim.
En 2021, tras la disolución del grupo, Guillermo inicia su carrera en solitario bajo el nombre de Guille Wheel, publicando varios singles que formarían parte de importantes campañas publicitarias (Massimo Dutti, Mango, Kurt Geiger). En 2023, su canción «Summer Breeze» fue elegida Mejor Canción Balear del Año en la encuesta realizada a los lectores de esta revista. En 2024 publica su álbum Island Joy, probablemente su mejor trabajo hasta la fecha. Un homenaje a Mallorca y en especial a su querida Serra de Tramuntana.
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Aprendiz de todo, maestro de nada. Programador, diseñador web, editor, redactor y codirector de esta nave.
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