Poomse explora su versión más cruda en «Triple doble»

Los mallorquines presentan seis nuevos temas despojados de arreglos, pero igualmente intensos

«Tres hombres se encuentran cada martes a las ocho de la tarde en el bar de los locales de ensayo de Palma (Mallorca) para beber cervezas, comer patatas fritas y arreglar el mundo. Aparte de la música, les une un sentido del humor negro como el betún y un desconcierto perpetuo ante la vida moderna. El martes es noche de micro abierto y, mientras el bar se llena de gente, los tres hombres conversan, riéndose un poco de todo y de todos, pero sin esconder cierta inquietud por el estado de las cosas. Reír por no llorar, dicen. Al cabo de un rato, cuando los cantautores empiezan a desfilar por el escenario, los hombres se miran, van a la barra a pagar y huyen hacia el local de ensayo. Allí, a veces, hacen canciones.»

Cuando Joan Llabrés, Gaspar Reixach y Llorenç Rosselló se juntan «para hacer cervezas y comer patatas fritas» (para hacer música, se entiende), se hacen llamar Poomse. Después de tres años de su último LP, Extinció, Etc. (Espora Records, 2021), y de la marcha del guitarrista Sebastià Mesquida, Poomse vuelven en formato trío con el EP Triple Doble, grabado en directo por Enric Hernáiz en Ca’n Puc y de nuevo bajo el sello Espora Records. Con la máxima «menos es más» por bandera, Poomse han concentrado sus esfuerzos en desnudar de arreglos sus nuevas canciones y vestir su esqueleto sólo con el músculo preciso de la sección rítmica y la crepitación omnipresente de las guitarras eléctricas.

Sin renunciar a ninguna de las señas de identidad del grupo —riffs asimétricos, estructuras retorcidas o estribillos agridulces—, las canciones de Triple Doble presentan a unos Poomse más intensos y directos que nunca, con su primer single «Cor suís» o el tema «Incendi» como buenos ejemplos. «Nou model» o «Cacauets», en cambio, reflejan el sonido de algunos de los grupos que conforman el ADN de Poomse desde sus inicios (Yo La tengo, Neil Young & Crazy Horse o Codeine), mientras que «Paradís» o «Moviments moderns» presentan diferentes miradas sobre la modernidad que rebosan ironía y electricidad.