Palma, jueves 13 de junio de 2024
Culto a Júlia Colom
La artista valldemossina parece no tener límites a la hora de expandir su voz y su directo
Por Víctor M. Conejo
José Luis Luna y Nena Carbonell
El escenario se reveló perfecto: ni gigante ni reducido. La voz y la propuesta de Júlia Colom enguantaron a la perfección en las dimensiones escénicas que acotaban físicamente lo que musical y artísticamente es cada vez más inabarcable. No parece tener límites la valldemossina, y lo que en otras figuras parece ser nada más que empatía generacional, en ella parece trascender hasta el culto.
Salir valientemente a capela, y sobre todo pasearse tanto por músicas urbanas como tradicionalistas con la personalísima naturalidad que lo hace, surge de una doble habilidad que impresiona: es capaz de ser enormemente sofisticada al mismo tiempo que extraordinariamente cercana, directa, llana. Y lo que impresiona es cómo ha sido capaz de llevarlo al directo. Sobre el escenario había un trío de guitarra, batería y voz. Ante el micro había una sola garganta pero todas las voces.
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