El pasado martes 13 de junio, El Día Eléctrico, el proyecto en solitario de David Fernández, nos presentaba su primer larga duración titulado No solo. Un disco muy personal, editado en vinilo de 12” por Espora Records, y que ya se encuentra disponible en las principales plataformas de streaming.
El título del álbum juega con varios conceptos, entre ellos con la autoría del propio trabajo. Pues a pesar de ser un proyecto compuesto e ideado íntegramente por David, otros músicos han colaborado decisivamente en su realización, como el músico de jazz Andrei Quint al piano y Toño Marquez (Café Quijano, Cómplices..) a la batería. También nos insinúa que no es un álbum de «solos» de guitarra o de piano, por más que sea un disco instrumental y estos instrumentos gocen de gran protagonismo.
Quizá es el trabajo en el que más me veo reflejado, donde mi música se parece cada vez más a lo que me gusta escuchar cuando escucho otra música. Siempre fui un gran fan de la guitarra, de los temas instrumentales, de las composiciones que no le temen a durar más de 4 minutos (o 7 si hace falta) y a la fusión de cosas muy diferentes. He huido de composiciones con estructuras clásicas (estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, puente, estribillo doble) y he experimentado con otras sonoridades y estilos. La música electrónica me permite crear una base y una «hipnosis» en muchos casos que complementan las melodías de lo analógico, en este caso, la guitarra y el piano principalmente. La evocación de paisajes sonoros, de historias más allá de la música es un reflejo de mi pasión por el cine y por la narración.
El álbum se abre con la elegante «No solo», que da título al LP y de la que ya hablamos aquí. Un tema adornado de motivos orientales e innumerables matices que despliega un sabio equilibrio entre lo electrónico y lo orgánico, con brillantes momentos de corte jazzístico al piano y a la guitarra eléctrica, una tónica que veremos repetida a lo largo del álbum. Le sigue la burbujeante «Andre Agassi», una evocación a los años dorados del tenista en los 80, cuando era considerado una especie de rock star sobre las pistas de tenis. Un tema fresco y efervescente, dotado de virtuosos y divertidos desarrollos a la guitarra que consiguen captar la esencia de toda una época.
En «…The Best There Ever Was» juega con una base hip hop y una batería electrónica, en la que se mezcla melodía y percusión, que se funde con una batería analógica. Un tema inspirado en la película «The Natural» (Barry Levinson, 1984), conocida en España como «El Mejor». En un momento del filme, cuando le preguntan a Robert Redford que espera conseguir, él responde: «La gente andará por calle y al verme dirán: ahí va Roy Hobbs, el mejor jugador del mundo». Y con esta explicación desvelamos otra de las claves del álbum: su esencia cinematográfica. David ha querido volcar en este trabajo su pasión por el séptimo arte y las bandas sonoras, y a fe que lo consigue, pues todos sus temas poseen ese carácter evocador que facilita la proyección mental de imágenes y escenas.
«If 4 was 7», además de jugar con el nombre de un tema de Hendrix y del propio compás de tiempo del corte (7/4), es una canción fresca e incluso veraniega que consigue familiarizarnos y hacer que nos sintamos cómodos con ese tempo tan poco habitual. Otro tema más con fuertes influencias de los 80 y con guiños a alguno de sus idolatrados guitars heroes, en este caso Santana.
En «Napoleón» nos volvemos a encontrar ese planteamiento guitarrero a lo Steve Vai o Satriani, pero adornado de detalles electrónicos que lo hacen más fresco e interesante. La idea es similar a la expresada en «Andre Agassi», la música en torno a un personaje con estatus de «rock star», pero trasladada a Napoleón y a la guerra. En cambio, «Cinemática (Parte I)» tiene mayor vocación de banda sonora, con cierta inspiración en compositores como Hans Zimmer o John Williams y en ritmos extraídos de la World Music. Su intro despista con ritmos poco usuales, hasta que el tema explota con una contundente orquestación que a su vez está salpicada de sugerentes solos de guitarra.
Complementan el disco «No solo – Reprise» y «If 4 was 7 – Reprise», sendas vueltas de tuerca de los citados temas, abordados con un enfoque más visceral. Como curiosidad, en esta nueva versión de «If 4 was 7» el planteamiento cinematográfico da un giro hacia otra de las pasiones de David: los videojuegos.
En definitiva, No solo no es solo un trabajo más de El Día Eléctrico, es una obra notable que logra combinar influencias muy dispares de forma atractiva y consistente: AOR, rock progresivo, música electrónica, jazz, blues, música cinematográfica y de videojuegos… Algo muy complicado que David consigue con aparente facilidad y buen gusto, manteniendo en todo momento un sano equilibrio entre lo orgánico y lo electrónico. Sonando actual, incluso vanguardista, pero a su vez inspirándose en referencias del pasado y encontrando nuevos e interesantes roles para la hoy tan denostada guitarra eléctrica. Un disco poco habitual y muy recomendable.
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Aprendiz de todo, maestro de nada. Programador, diseñador web, editor, redactor y codirector de esta nave.
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