La nueva y más actual revisión de la ortodoxia en el rap, del «hardcore», tiene dos protagonistas esenciales en una periodista y una futura licenciada en Psicología. Laura Campins (26 años) y Ainhoa Vidal (23) podrían observar, analizar y tratar de actualizar el hip hop desde sus formados puntos de vista humanísticos, pero desde muy jóvenes saben que esa óptica no es válida, que método y filtro, callo y sabiduría llegarían desde otro lugar más prosaico y por tanto más real: la calle. De ahí, desde la periferia de Barcelona, desde los corros callejeros donde se improvisan rimas, surgen Laüra Bonsai y Felinna Vallejo: ahí se originaron para no irse nunca, por muchas carreras que tengan, Las Ninyas del Corro.
Un primer EP (#SKIT2020) y un primer álbum (Onna Bugeisha), ambos autoeditados y ambos en 2021, dieron el primer timbrazo. Con Esse Delgado como productor principal, han empezado a defender su cátedra de hip hop no desde la academia y la intelectualidad sino desde la realidad sabia, que no es lo mismo. El tópico diría que son combativas y contundentes, pero hay que mirar más arriba porque ya se lo han ganado: son beligerantes por exigentes, e inconformistas por lúcidas, que no es lo mismo.
Su edición más reciente, de marzo de este año, es el tema «Sin un plan». Si bien es dudoso que no lo tengan, en el fondo da igual porque su público sí lo tenemos: entronizarlas. ¿Son el futuro del rap en España? Van por buen camino: de momento son el presente.
Es Felinna quien contesta a este cuestionario. Las Ninyas del Corro repartirán palabras de asfalto este sábado (Es Gremi, 21h, 20€) en la primera de las dos jornadas del DA HOUSE fest., evento con alma también de asfalto (campeonato danzas urbanas y allstyles, battles, talleres, workshops) organizado por TEAMDAHOUSE.
Dale perspectiva a un mallorquín: ¿qué significa ser de Sant Adrià de Besòs (Laura) y de El Bon Pastor (Felinna)?
Son barrios que están juntos, solo separados por un puente. Por eso nuestro logo es un puente. Desde luego no es como ser de Barcelona. Es una realidad muy distinta de ser del centro. Son barrios obreros, humildes, de gente trabajadora y currante, con mucha gente venida de fuera. Con los típicos abuelos llegados desde Andalucía que fueron los que construyeron el barrio.
Es un pensamiento recurrente a partir de dar un primer salto cualitativo, de tener eco y demanda en la industria: ¿tenéis tiempo de estar en contacto con la calle?
Poco. Justo ayer después de pasar por un evento al que nos habían invitado me pasé por Plaza Castilla a ver a unos amigos, y cuando me dijeron «¡Qué tal! ¡Vamos a ponernos a rapear!» me dije «Hostias, cuánto tiempo hacía que no escuchaba esto». Pero al final es también otra forma de enfocar el proyecto. Al principio pasas muchas horas en la calle viendo y aprendiendo, y ahora lo estamos transformando y viviéndolo de otra forma.
Siempre que se habla de LNDC sale el término Old school. Y qué carajo sonido, «vieja escuela» es sacar un álbum con catorce temas y no catorce singles. ¿El plan es sacar un disco tras este último single?
Estamos en ello. La verdad es que estamos alargando Onna Bugeisha, que en noviembre va a hacer dos años. Sabemos que es ir un poco a contracorriente porque dos años, a día de hoy… Está siendo también un reto para nosotras. Pero de la misma manera sentimos que es el tiempo que se le tiene que dar a un disco que nos ha costado tanto tiempo y tanto esfuerzo. Aunque hay que valorar que la peña esté esperando cosas nuevas. Acabamos de sacar canción nueva y ¿se viene disco? Sí. ¿Podemos decir cuándo? No aún. Lo que sí es seguro es que sacaremos material nuevo antes de publicarlo.
Otra situación habitual: saber lo que esperan de ti. Y responder a eso o no. Hay quien toma como leitmotiv hacer lo contrario de lo que se espera.
Realmente nos da bastante igual. Escuchamos y respetamos a nuestro público, pero obviamente no puedes hacer y actuar como ves que la mayoría de gente espera que hagas. Tu música evoluciona contigo como persona, con la música que escuchas, por dónde te mueves y qué haces. Las Ninyas del Corro tienen un sonido muy característico y eso va a seguir siendo así, pero también estamos explorando cosas nuevas y distintas.
No solo espera la gente, vuestro público, la industria también. Y espera direcciones concretas y empuja hacia ello. Vaya si empuja.
Desde luego. Pero precisamente y a nivel personal, creo que el sonido puede cambiar y mantenerse la misma esencia, que es lo que conecta con la gente. Y creemos que eso va a seguir funcionando y conectando.
Habéis referenciado y homenajeado con amplitud, desde la Gata hasta la Lola (Flores). Y sobre el mundo de esta última, sobre el flamenco: ¿hay plan de acercarse, mucho, al flamenco? Porque aún se señala ese supuesto debe en el rap nacional: que nadie ha mezclado y enriquecido ambos géneros. A veces parece que el último en acercarse fue El Payo Malo, y mira que por ejemplo La Mala tiene background amplio y de altura al respecto.
Nunca nos hemos metido a fondo, aunque por ejemplo en Onna está el flamenco de Moneo. En el nuevo disco tal vez aparezca alguna cara. Pero con el respeto que le tenemos a esa música, si asoma la cabeza no será por medio de nosotras, que no somos cantaoras.
«Quien no entienda nuestras letras que se vaya a consumir mainstream«. Bravo por vuestra sentencia. Que también hace pensar en una diferencia fundamental de siempre con el hip hop norteamericano: no hay diferencia entre mainstream y underground. Alguien con el nivel autoral y de personalismo de Frank Ocean se consume a nivel mainstream. Si tiene calidad, lo quieren. Y lo más importante, le dan medios, cancha y dimensión.
Tal vez actualmente se está empezando a entender mejor. Hay puristas del rap que cuando algo despunta un poco ya lo llaman mainstream y empiezan con lo de «ha dejado de ser real»… Y mi pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué ya no es real si está hablando de lo mismo, de su vida con su música? ¿Solo porque tiene una mayor proyección? ¿Por qué tiene que ser más real un bolo con tus colegas y sesenta personas que uno ante 1.500? ¡Alégrate por ser artista! Estás currando y estás avanzando en tu proyecto.
Siempre me ha llamado mucho la atención la sentencia «Los discos underground de Tupac». Igual es que luego se pasó al country o al fado portugués y no me he enterado.
El antes de que la gente lo conozca y lo reconozca, y el después. Como artista quieres que el público te reconozca, y no queda otra que apostarlo todo a la música. No queremos pasarnos toda la vida actuando ante cincuenta personas. Y el público debería apoyarlo. Porque hoy día también se le llama mainstream cuando cambias el sonido. Dejas de hacer Boom Bap a 90 bpm y te pones con ritmos con más Hi Hat a 120 y ya está. Pero dices «si estoy rapeando igual y estoy diciendo lo mismo de siempre».
Tenedle miedo a haceros millonarias: dirán que ya no sois lo mismo y tal, y tal…
Seremos millonarias underground. La esencia es la esencia, y cada cual allá con su imaginario.
Desde hace años tengo un extra como DJ. Me da la impresión de que tras la pandemia hay un ansia por hacer, por estar, por consumir, por ir. Nunca había dicho que no a tantos bolos porque no me quedan días libres, se copan enseguida. ¿Os pasa?
Sí, desde luego. A nivel conciertos y sobre todo festivales hay un número que te mueres. Nosotras tuvimos doblete casi cada semana. Pero es que también a nivel de música: la gente espera que saques un tema nuevo cada mes. El del mes pasado ya es antiguo. Es una mierda porque hay que decir «sí» muchas veces, pero creo que a menudo tienes que decir «no» y tomarte tu tiempo. Hacerle entender a la gente que ese ritmo es enfermizo. No somos capaces de hacer cada mes un tema nuevo con calidad y además con un vídeo y un concepto, si al mismo tiempo hay que compaginarlo con conciertos. Y lo mismo con los conciertos. Pero parece que la gente piensa que en cualquier momento se puede volver a paralizar el mundo, a quedarse en casa y volverse majareta porque no tienes nada más que hacer que mirar al techo y tirar una pelota contra la pared.
«Pegarse hace veinte años no es lo mismo que pegarse ahora». ¿Es más fácil? Antes cada mes podía haber diez, quince novedades discográficas. Ahora parece haberlas cada día.
Sí, hoy es mucho más fácil porque el público tiene mucho más acceso a tu música y por tanto a apoyarte. Ha sido muy positivo porque este año se han hecho muchísimos conciertos de rap, de raperos, que rapean, y acabas viendo muchos Sold Out. En cada cartel, en cada ciudad. Eso es la hostia. Si eso es pegarse, ojalá todos nos peguemos porque eso significa que el rap está funcionando otra vez en España. La ola de ahora es la real. Por supuesto sin desprestigiar a los que llegaron antes, que sin todo aquello nadie estaríamos aquí. Sí es mucho más fácil en ese sentido, pero por otro es mucho más difícil brillar y hacer algo distinto cuando hay tanto y con tanta personalidad.
¿Vuestra primera vez en Mallorca?
Sí, la primera.
El público es un poco frío. No, mejor dicho: lento. Spoiler: con el buen número de directos que ya acumulais, ¿cuál son vuestros recursos cuando veis que no prende la lumbre?
Ser cercanas. Siempre lo digo: aunque estemos en una sala con poca gente, no es una fiesta de cumpleaños. Quiero que todo el mundo forme parte y esté activo. Si cuesta un poco arrancar, no pasa nada: yo te doy tiempo. Pero que no se duerman, que estamos en un concierto. Hay que intentar subir. Y sobre todo que vengan porque ya te digo que nadie se va a quedar indiferente.
Aunque por otro lado, hablando de Mallorca, aquí hay mucho referente de primera línea en el rap que son mujeres, gente como Kasi o Sara Pkas.
Qué guai que digas eso. Normalmente cuando preguntas a la gente te nombran a una piba cuando antes ya han nombrado a otros quince. Voy a indagar en la peña de ahí, que ya toca.
Vinculado a esos ritmos frenéticos de los que hablábamos antes: tienes 23 años, ¿cuántos tienes por dentro?
Desde luego unos cuantos más. No son 23 años reales porque todo está yendo tan deprisa, tengo que aprender a gestionar tantas cosas, a exteriorizar tanto… La vida te obliga a ir más rápida y a crecer más rápido. Pero sigo teniendo 23 años de disfrutona.
Y vinculado a vuestra característica y maravillosa beligerancia actitudinal: ¿vas a ir a votar?
Obviamente.
Que igual es una falacia eso de que la gente joven no vota.
Pues animo a toda la gente joven a que vayan a votar. Con criterio. Que vayan que nos come la mierda. Si no intentamos cambiar las cosas nosotros y ahora mismo, ¿quién lo va a hacer? Necesitamos caras nuevas con criterios actuales. Cambio el llamamiento de que vengan a nuestro concierto por el de que vayan a votar. O las dos cosas, que a nivel ciudadano hay que hacerlas.
Votar y escuchar a Las Ninyas del Corro redunda en un mejor salud mental.
Exacto, eso es.
Publicado por:
Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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