Lytos, Don Quijote y los algoritmos de Youtube

El pasado sábado 8 de agosto, Lytos publicó su último tema titulado Don Quijote. Para las personas que no conozcan a este joven artista, lo primero que puedo afirmar es que gusta mucho a la juventud de nuestra isla. La clave de su éxito, su juventud, su estilo, su canal de comunicación y sus temas. Lytos es un artista treintañero, además de influencer y youtuber (World of Lytos), que se mueve como pez en el agua dentro de la música urbana, se sumerge bien en la musicalidad del rap y del hip hop, incluso se zambulle en las aguas del beatbox. Las redes sociales y las plataformas musicales son el trampolín perfecto, tanto para dar a conocer sus canciones como para conectar con los más jóvenes. Pero, sin duda, son los temas de sus letras los que han facilitado esa conexión entre  él y la juventud.

El misterio de este tesoro no es otro que las emociones. Sí, habla sin pelos en la lengua, sin reparos ni tapujos de las emociones, de la tristeza, del miedo y de la rabia; de estar hecho una mierda. Lytos consigue triunfar con esta explosión emocional en medio del mundo de fantasía que entretejen las redes sociales, con fotos de felicidad y despreocupación  de famosos y no tan famosos, porque parece que lo desagradable esté prohibido en Instagram.

Conocí a Lytos y sus canciones durante el curso truncado por la pandemia. Algunos de mis alumnos y alumnas me recomendaron escuchar sus canciones, y puedo asegurar que llegan. Recuerdo una actividad de escritura literaria, debían imitar a los grandes artistas del Romanticismo y sus composiciones líricas. Para ambientar me llevé mi altavoz y salimos al patio, puse algunas de las canciones de Lytos, Dime qué ves, Déjame hablar contigo. Las emociones se nos fueron de las manos y varias personas se dejaron llevar por sus letras y acabaron su creación a lágrima viva. Fue magia musical. Por lo tanto, sí o sí tenía que escuchar su último tema, Don Quijote, quién sabe qué oportunidad me ofrece para este nuevo curso. Sí es agosto, estoy de vacaciones, pero ya pienso, preparo y sueño mis clases, y si es con música muchísimo mejor.

Don Quijote es un tema más difuminado y enmarañado que sus temas anteriores, por tanto, más difícil de comprender. Pero si la música y la poesía fueran fáciles, no tendrían ni sentido ni magia. La primera vez que la escuché sin leer la letra, me quedé con algunos versos que parecían hablar de desamor, de ruptura, de dolor para, finalmente, abrir la puerta a la resiliencia. Me gustaron porque rompían con algunos de los mitos románticos que aún flotan entre nuestra juventud: la media naranja, sin ti no soy nada, sufrir es amar. Mitos que han salido de las mejores plumas, que nos han enternecido y emocionado, pero que hay que saber mirar desde la distancia, porque son tóxicos y nocivos. Podría ser que Lytos se hubiese aventurado como Don Quijote en la cruzada de destruir los mitos románticos de nuestra sociedad. No sería la primera vez que se involucra en cruzadas importantes, de hecho, participó en la campaña #nosdueleatodos contra la violencia machista.

En este tema Lytos juega con las palabras y su significado, con una musicalidad melódica que abraza tiernamente la letra de la canción. Tiene versos contundentes, que no nos pueden provocar indiferencia, y que seguro habrán impactado y perforado el caparazón de hermetismo con el que se cubren muchos y muchas de nuestras jóvenes durante la adolescencia. Y no podemos obviar que la suya es una adolescencia pandémica. Habla del pasado, del dolor, de las ausencias, del paso del tiempo, del fracaso, de la exigencia, de nuestros miedos y demonios, de lo difícil que es controlarlos, y de cómo nos empujan al abismo, a la demencia. Es cierto que esta es la única conexión que veo con la obra cervantina, pero no estoy aquí para juzgar las similitudes, conexiones e influencias de este personaje literario sobre la letra de Lytos. Me gusta que use este loco personaje, para hablar del abismo indescifrable de la locura. Y ahora más que nunca es necesario hablar de la importancia de la salud mental, del autocuidado emocional, un hilo recurrente en algunas de sus publicaciones, en las que se muestra desnudo, sincero y valiente.

Me quedo con estos versos:

«Córtame las alas, ya aprendí a volar sin ellas»
«A veces el miedo puede más que la jodida esperanza»
«Pero es muy duro tener tu verdugo dentro de ti»

Dejan claro la capacidad de superación, la necesidad de aceptarnos. Es un aviso sobre la vida misma, repleta de aventuras y desventuras, de batallas con enemigos que vemos de frente o que pueden atacar por la espalda; pero, sobre todo, alerta sobre los enemigos que habitan en nuestro interior: «Yo contra mí, conmigo a por mí mismo, yo soy así, me castigo si existo». Solo la música lo rescata de las garras de esta amenaza: «Sigo aquí por un disco. Estoy vivo…». ¡POR LA MÚSICA! ¿A quién no le ha rescatado del infierno una buena canción?

Uno de sus temores con este tema es que no funcionase como el resto de canciones que configuran el EP de Percepción & Perfección. Miedo acrecentado por su inactividad reciente y por Youtube y sus implacables algoritmos. No obstante, llegó a entrar en tendencias y cuenta a día de hoy con casi 300.000 visitas. Y es que Lytos, aunque desde 2019 no ha hecho ningún concierto, en  estos últimos 2 años ha conseguido mantenerse gracias al mundo virtual. Se mueve hábilmente por redes sociales, sabe jugar con ellas, sabe manejarlas. Entremezcla vídeos musicales con reflexiones personales, interactúa con sus seguidores lanzando retos y preguntas en sus posts y en sus stories. El chico sabe escribir, sabe cantar y ya está inmerso en las redes y en las plataformas. Puede parecer algo fácil y sencillo, pero para esto hay que saber lidiar otra batalla, la batalla contra los algoritmos. Unas fórmulas secretas y misteriosas que pueden hacer que una publicación suba como la espuma o se hunda en el pozo de la irrelevancia. ¿Cómo? Pues sí, no basta con ser bueno en lo tuyo, ya sea pintar, componer, escribir, o, incluso, bailar una sardana, encima debes presentarlo de manera interesante y predecir el comportamiento de estos dichosos algoritmos. No basta con ser talentoso y hacer algo que guste al público, además hay que adivinar las «preferencias» de la propia plataforma.

No obstante, recordemos que la clave del éxito de Lytos reside también en su cercanía emocional, no sólo en su maestría online. Estoy segura de que Don Quijote será un tema que dará juego en clase, y lo más importante es que ayudará a más de una personilla a seguir volando aunque tenga las alas rotas. A todos los artistas que nos salváis cada día con vuestra música, ¡ánimo y  adelante!, aunque los algoritmos no siempre os acompañen.