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Publicado el 12 enero, 2021

Se cumplen 30 años del magistral «Badmotorfinger» de Soundgarden

Por Kiko Frechoso
Soundgarden (Badmotorfinger) - Mallorca Music Magazine

En 1991 yo era un adolescente ávido de nuevas experiencias musicales que comenzaba a adentrarme en las procelosas aguas del heavy metal mediante el método tradicional de la época: escuchar y grabar todas las cintas de cassette que me iban pasando los colegas (Iron Maiden, Scorpions, Metallica, Ozzy…). Aquel era un proceso entrañable que además hermanaba musicalmente a los participantes, pero limitado y lento. Afortunadamente, unos meses después pude acelerar mi inmersión en el género gracias a un programa en una radio local que descubrí por casualidad, trasteando por el dial. A partir de ese día, El Martillo de los Dioses fue mi oasis en aquel desierto de caspa y pop que era la radio musical española a principios de los 90.

Gracias a «El Martillo» realicé fabulosos descubrimientos musicales, como Bad Religion, Rush, Sepultura, unos increíbles Extreme o unos no menos fabulosos The Cult. A pesar de no entender las letras, ni saber lo que decían, aquella música satisfacía mi rebeldía interior, que era de lo que se trataba.

A finales de aquel año comenzaron a sonar unos grupos que venían de Seattle y que traían un rollo diferente. Dos me llamaron especialmente la atención: Nirvana y Soundgarden. Su cercanía musical con el hard rock y el heavy era evidente, más en el caso de Soundgarden, pero tenían algo distinto, algo que me atraía y repelía a la vez: bajo la capa de rabia juvenil sonaba algo parecido a «la cruda verdad», esa que no trae buenas noticias y no es agradable de oír. Crítica social, desencanto, desilusión… cosas que nos estaban esperando en cuanto nos hiciésemos adultos.

Esas diferencias se confirmaron en cierto modo cuando conseguí mi primer póster de Nirvana y pude verles las pintas: ni cuero, ni tachuelas, ni uniformes por el estilo. Con su aspecto desaliñado ni siquiera parecían estrellas de rock -mi madre se refería a ellos como «Los indigentes esos de tu pared»-. Aún no les habían colocado la etiqueta grunge, cuya eclosión en España llegaría dos años más tarde.

Estos detalles, aunque superficiales, nos ofrecían algunas pistas de por donde iban los tiros. La esencia del grunge no estaba en su aspecto, ni en su sonido, sino en su actitud. Los grupos grunges despreciaban la teatralidad y los clichés que mostraban los típicos grupos de hair metal de la época. Ellos se mostraban tal y como eran, no necesitaban disfrazarse ni vender ninguna imagen prefabricada por la industria musical. Y a pesar de ello triunfaron, fueron tratados como estrellas e imitados hasta la saciedad. Cosas de la música.

Pero volvamos a Soundgarden. La primera canción suya que escuché fue «Jesus Christ pose». No entendí nada de la letra, pero el título sí, y este lo revelaba casi todo.

Soundgarden - Jesus Christ Pose

Letra de Jesus Christ Pose (Pose de Jesucristo)

And you stare at me
Y tú me miras
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo:
Arms held out
Con los brazos extendidos,
Like you’ve been carrying a load
como si hubieras llevado una carga.
And you swear to me
Y me juras
You don’t want to be my slave
que no quieres ser mi esclavo,
But you’re staring at me
pero me estás mirando

Like I, like I need to be saved, saved
como, como si necesitara ser salvado, salvado,
Like I need to be saved, saved
como si necesitara ser salvado, salvado.
In your Jesus Christ pose
En tu pose de Jesucristo,
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo.

Arms held out
Los brazos extendidos
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo,
Thorns and shroud
con tus espinas y sudario
Like it’s the coming of the lord
como si fuera la llegada del Señor.
And I swear to you
Y te juro
That I’d never feed you pain
que nunca te alimentaré con dolor.
But you’re staring at me
Pero tú me estás mirando

Like I’m, like I’m driving the nails, nails
como si yo, como si yo dirigiera los clavos, los clavos,
Like I’m driving the nails, nails
como si yo dirigiera los clavos, los clavos.
Like I’m driving the nails (Nails)
como si yo dirigiera los clavos (clavos),
Nails (Nails), nails (Nails)
clavos (clavos), clavos (clavos),
Like I’m driving the nails (nails), nails
como si yo dirigiera los clavos (clavos), clavos
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo,
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo.

Arms held out
Los brazos extendidos
In your Jesus Christ pose
en tu pose de Jesucristo,
Thorns and shroud
con tus espinas y tu sudario
It’s the coming of the lord
como si fuera la llegada del Señor.
Would it pain you more to walk on water
¿Te dolería más caminar sobre el agua
Than to wear a crown of thorns
que usar una corona de espinas?
It wouldn’t pain me more to bury you rich
No me dolería más enterrarte rico

Than to bury you poor
que enterrarte pobre,
Poor (in your Jesus Christ pose)
pobre (en tu pose de Jesucristo),
Poor (in your Jesus Christ pose)
pobre (en tu pose de Jesucristo).

Salvo este tema y «Rusty Cage», que abre el disco, no volví a saber ni a escuchar nada de Soundgarden hasta el 94, con el bombazo del Superunknown. Me encantó volver a tener noticias de ellos y, tras reventar a escuchas ese tremendo disco, me hice con el Badmotorfinger en cuanto tuve la oportunidad. El fenómeno Nirvana y el grunge ya habían explotado en España, y a mí me había calado hasta los huesos, lo había asimilado y estaba preparado para absorber su amargura y desencanto. De repente, una banda como Guns N’ Roses, que el año anterior idolatraba, ahora me parecía anacrónica. Fue una revolución musical extraordinaria.

Escuchar el Badmotorfinger completo por primera vez fue una gozada. Con el tiempo me acabó gustando tanto o más que el Superunknown. Los cuatro temas que abren el disco son cuatro directos a la mandíbula: «Rusty Cage», «Outshined», «Slaves and Bulldozers» y «Jesus Christ Pose». Sólo pensar que el gran Johnny Cash se dignó a hacer una versión -fantástica- de Rusty Cage, da vértigo. En estos temas se aprecia más la influencia de bandas de metal pesado cuya raíz se encuentra en Black Sabbath, en especial en «Slaves and Bulldozers». Y es que este álbum puede considerarse una mezcla entre dos épocas de la formación muy bien definidas: una primera más metalera y una segunda más oscura y experimental. Y a pesar de ello, Soundgarden logró engarzarlas a la perfección, obteniendo un trabajo muy consistente y, a la vez, muy revelador de aquel cambio que estaba experimentando la banda y el mundo del rock en aquella parte del planeta.

Soundgarden - Rusty Cage

Además del póker de ases que he mencionado, hay temas más que apreciables en el resto del disco. Como «Somewhere», «Searching with My Good Eye Closed» o «Mind Riot», que parecen estar anticipando los sonidos y estructuras musicales que poblarán Superunknown. Como «Room a Thousand Years Wide», un temazo orientado al hard rock con un saxo endemoniado de colofón. Como «Face Pollution» y «Drawing Flies», dos temas que rebosan una fuerza y energías más cercanas al punk. O como las densas y sabbathianas «Holy Water» y «New Damage», que cierran el disco.

Respecto a los músicos, qué decir que no se haya dicho ya de la excelsa capacidad vocal de Chris Cornell, que en aquella época estaba en un estado de gracia absoluto, tanto a nivel interpretativo como compositivo. También es digno de elogio el trabajo de Kim Thayil a la guitarra, con su impresionante repertorio de riffs y efectos de factura propia mezclados con toques orientales, que le conferían a Soundgarden ese sonido tan especial e inimitable. Ben Shepperd, que se acababa de incorporar al bajo, también contribuyó de manera decisiva aportando muchas ideas a nivel creativo y compositivo, aparte de que su bajo suena fabuloso en todo el álbum. Por último, tener a un referente en la batería como Matt Cameron, actual batería de Pearl Jam, no sólo era un lujo para la banda, sino que les permitía llegar siempre tan lejos como se proponían. Como muestra, la endiablada y sobrehumana velocidad con que toca en «Jesus Christ Pose» o «Face Pollution».

En definitiva, estamos ante un álbum de capital importancia para Soundgarden y para el rock de aquella década, ya que anticipa el cambio musical que se avecinaba. No es una propuesta fácil de digerir, pues se queda a medio camino entre el metal y el rock alternativo. Para disfrutarlo plenamente se necesita tener cierta apertura de miras, salir del encorsetamiento de los géneros. No me extraña que fuesen los de Kurt Cobain quienes diesen la campanada ese año, ya que su música es mas directa y fácil de asimilar. Aún así, considero que Soundgarden estaban, cuando menos, a la misma altura.

Soundgarden – Sadmotorfinger

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Aprendiz de todo, maestro de nada. Programador, diseñador web, editor, redactor y codirector de esta nave.

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