Esta historia comienza una tarde de diciembre de 1980. Por aquel entonces se emitía en RTVE un programa musical llamado Aplauso. Ese momento semanal se había convertido en todo un ritual para las hermanas Blanes, tanto mi hermana Rosa como una servidora nos instalábamos frente al televisor y absorbíamos toda la actualidad musical nacional e internacional, mientras creábamos acrobáticas coreografías (a veces peligrosas) sobre la alfombra del salón. En aquella emisión, Silvia Tortosa, presentadora del magazine, dio paso al último videoclip de David Bowie, Ashes to ashes, presentado por él mismo.
En aquel momento, una descarga eléctrica recorrió mi columna vertebral hasta llegar a mi cerebro. Quedé paralizada frente al televisor observando anonadada a ese misterioso y andrógino Pierrot junto a sus singulares discípulos. Aquello me pareció lo más hermoso que había visto y escuchado hasta la fecha, contaba solo con 8 años de edad. A partir de entonces se forjó un profundo amor e incondicional admiración por la figura del Duque Blanco, al qué adopté como referente a lo largo de mi vida.
David Robert Jones, más conocido como David Bowie, nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, Londres. La primera atracción de David fue el jazz, estudiando saxofón desde muy joven. Con este instrumento dio inicio a su carrera musical al formar parte de diversas bandas en la primera mitad de los años 60, entre ellas The Konrads, The Hooker Brothers, The King Bees, The Manish Boys o The Lower Third. Comenzó su trayectoria en 1962 y finalizó el 10 de Enero de 2016 con su fallecimiento, a los 69 años, a causa de un cáncer de hígado. Dos días antes, el mismo día de su cumpleaños, había publicado su último álbum en vida Black Star (Sony, 2016). Sus más de cincuenta años de carrera y su camaleónica capacidad para reinventarse en cada trabajo, no solo a nivel artístico, sino como personaje, asumiendo diferentes alter egos durante sus 5 décadas de trayectoria, siempre en primera línea de vanguardia, no están al alcance de cualquiera. Destacó como cantante, compositor, arreglista, músico multiinstrumentista y productor. También destacó en otras facetas fuera de la música, como actor o artista plástico.
Toy, la joya perdida de Bowie
El germen de Toy se implantó por primera vez en 1999, durante la realización de un episodio de VH-1 Storytellers. David quería interpretar algo de su carrera anterior a Space Oddity (RCA Records, 1969), por lo que se remontó a 1966 y rescató Can’t help thinking about me, su primer single, que aparece en el primer disco firmado como David Bowie y su banda The lower Third.
Dave tenía en mente grabar el álbum con su banda tocando en vivo, de forma tradicional, y después seleccionar los mejores cortes y lanzarlo al mercado tan pronto como fuese posible. Toy fue grabado después de la triunfal participación del “Camaleón” en el Glastonbury Festival del año 2000. Bowie (teclado, estilófono y mandolina en mano), encabezando a su banda de entonces formada por Earl Slick (guitarra), Gail Ann Dorsey (bajo eléctrico), Mark Plati (bajo eléctrico y guitarra), Sterling Campbell (batería), Lisa Germano (violín), Holly Palmer y Emm Gryner (coros), Gerry Leonard (guitarras), Mike Garson (piano) y Tony Visconti (arreglos de cuerda), tenía el propósito de revivir canciones grabadas por primera vez entre 1964 y 1971, de la era anterior al The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (RCA Records, 1972) que le catapultó al estrellato en 1972.
Lamentablemente, su compañía (EMI/ Virgin) no estaba pasando por momentos económicos muy boyantes y no le respaldó. El álbum Toy fue grabado en el 2001, pero quedó sin publicar. Decepcionado, Bowie decidió embarcarse en un nuevo proyecto, que comenzó con un puñado de canciones nuevas de las mismas sesiones para acabar convirtiéndose en el álbum Heathen (Columbia Records, 2002). Toy quedó olvidado en un cajón y acabó filtrándose en internet en 2011.
Sonidos folkies de mandolinas, violines, coros y falsos clavicordios que trasladan al renacimiento de ceremonias paganas de solsticios eternos, en islas no dibujadas en los mapas.
Sin embargo, ayer 7 de enero, la actual propietaria de los derechos, Warner Music, ha publicado de manera oficial Toy más de 20 años después de su grabación, justo un día antes del que hubiera sido el 75 cumpleaños de Dave. Warner pagó a los herederos de Bowie más de 250 millones de dólares para hacerse con un catálogo donde se incluyen 26 álbumes grabados durante su extensa carrera.
¿Y qué puedo encontrar en esta joya perdida?, te preguntarás. Antes de lanzarte a escuchar el disco debes ponerte en situación. Sírvete un buen vino, quítate la ropa, enciende unas velas e incienso, cierra los ojos e intenta olvidar la terrible portada. Es necesario que viajes en el tiempo a mediados de los sesenta, desde donde deberás avanzar hasta principios del siglo XXI en una aventura a través de la evolución de una docena de temas y sus innumerables versiones (en total 38 cortes).
Sonidos folkies de mandolinas, violines, coros y falsos clavicordios que trasladan al renacimiento de ceremonias paganas de solsticios eternos, en islas no dibujadas en los mapas. Pinceladas del blues más pantanoso en canciones como «Liza Jane». La extraordinaria «You’ve Got a Habit of Leaving», con letras derrotistas engarzadas en melodías coloristas y rebosantes de esponjosa evocación. Las bases barrocas de «Karma man», merecedora de aparecer en la banda sonora de la María Antonieta de Sophia Coppola, sin olvidarnos de la gloriosa «Can’t help thinking about me». Aún después de muerto Bowie sigue siendo capaz de sorprendernos.
Y yo que pensaba, que los Reyes Magos no me iban a traer nada…
Bowie es Dios…?♾
Publicado por:
Psycho Dj. Perdida en un laberinto sonoro del que no quiero salir...
No hay comentarios