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Publicado el 7 diciembre, 2024

Los últimos días de Deep Purple (II): Pesadilla en Yakarta

Por Kiko Frechoso
No robot Artículo libre de IA
Deep Purple Mark IV - Mallorca Music Magazine
Deep Purple (1975): Ian Paice, David Coverdale, Tommy Bolin, Glenn Hughes y Jon Lord

A veces, un pequeño desvío en el camino, una variación sin importancia, puede convertirse en una odisea inesperada e incontrolable. En diciembre de 1975, en medio de su gira Come Taste The Band, Deep Purple añadió una parada en Yakarta, Indonesia, para dar un único concierto antes de llegar a Japón. Parecía un buen plan, un dinero fácil y la oportunidad de darse a conocer en el populoso país asiático, pero nada salió bien. Fue tan mala la experiencia que los músicos juraron que jamás volverían a pisar el país.

Inicio de la gira del «Come Taste The Band» y llegada a Indonesia

La gira comenzó en el Pacífico, en Hawái, donde la banda hizo una breve escala para dar un concierto en Honolulu. Después continuó rumbo a Nueva Zelanda, donde ofrecieron dos conciertos antes de dar el salto a Australia, la etapa más larga de esta primera fase del tour, con ocho conciertos. Para moverse habían fletado un enorme avión donde viajaban, además de la banda y sus parejas, su road manager Rob Cooksey, un experto en electrónica y una veintena de roadies, estos últimos encargados de las 20 toneladas de equipo de sonido que transportaban en la bodega. El avión no era otro que el famoso Starship, un Boeing 720 muy famoso en los 70, pues fue usado en sus giras por bandas como Led Zeppelin, The Allman Brothers o los mismísimos Rolling Stones. Alquilarlo por 5 semanas les costó un cuarto de millón de dólares, pero era dinero bien invertido porque facilitaba muchísimo el transporte de músicos y equipo entre los diferentes países.

La etapa australiana de la gira discurrió sin contratiempos, con unos Purple en fase de acoplamiento pero capaces de ofrecer shows a la altura de su nombre. Sus planes ahora pasaban por volar a Japón, donde la banda tenía programados 4 conciertos antes de Navidad, para después continuar por Estados Unidos. Fue entonces cuando, de manera inesperada, reciben la propuesta de un promotor indonesio para dar un concierto en Yakarta. Era una proposición más bien modesta, una única actuación en un teatro con capacidad para 7.000 personas, pero como tenían su propio medio de transporte y no les desviaba mucho de su camino, aceptaron. Lo vieron como un dinero extra fácil y una buena oportunidad para darse a conocer en el populoso país asiático. Cuando el promotor envió el depósito de 11.000 dólares solicitado, la banda se dirigió despreocupada hacia Yakarta sin imaginar que iban directos hacia una encerrona.

Deep Purple Mark IV en Sidney (nov. 1975) - Mallorca Music Magazine
Jon Lord, Glenn Hughes, Tommy Bolin e Ian Paice en Sidney (nov. 1975)

El 4 de diciembre de 1975 Deep Purple aterrizaba en Yakarta en su primera visita a Indonesia. Su llegada había generado muchísima expectación, ya que era la primera gran banda o artista internacional que pisaba el país, y todo esto desembocó en un recibimiento «exagerado» y extraño. Fueron escoltados al hotel por un convoy militar, con tanques en lugar de autos, mientras las calles estaban repletas de miles de personas que habían salido a recibirlos.

Lo que no sabían es que en aquel momento el país y su capital estaban en alerta máxima. Ese mismo día, el dictador Suharto, déspota cruel y corrupto, recibía la visita del presidente estadounidense Gerald Ford y su Secretario de Estado, el infame Henry Kissinger. El motivo de la visita era autorizar y preparar la invasión de Timor Oriental por parte de Indonesia, que se llevaría a cabo tres días después. La excolonia portuguesa había obtenido su independencia en el mes de agosto, y el FRETILIN (Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente) se había hecho con el poder, proclamándose como república independiente pocos días atrás, el 29 de noviembre. Las simpatías comunistas de este movimiento no eran del agrado ni de EE.UU. ni de Suharto, quien rápidamente maniobró para derrocar al gobierno y anexarse el territorio con la excusa de que gran parte de los timoreneses una minoría en realidad exigían la integración del mismo en Indonesia. Mientras tanto, en el ambiente había temor a que el FRETILIN, o cualquiera de los movimientos clandestinos opositores a Suharto, pudiese cometer algún atentado aprovechando la visita del mandatario yanki. Eso explicaba en parte el ambiente tan militarizado y tenso que se respiraba en Yakarta, una situación y un conflicto completamente ajenos para la banda.

Rueda prensa Deep Purple Yakarta (4 dic. 1975) Foto Kompas - Jimmy S Harianto - Mallorca Music Magazine
Rueda de prensa de Deep Purple en Yakarta (4 dic. 1975). Foto: Kompas / Jimmy S Harianto

Todo se empieza a torcer

Una vez en el hotel su manager comenzó a recibir informaciones contradictorias. Primero se enteró de que no tocarían en un teatro de 7.000 butacas, sino en el Senyan Sports Stadium, un estadio de 50.000 asientos; después, que el promotor pretendía meter más de 100.000 personas en el recinto; por último, que no sería una noche, sino dos. Cuando Rob Cooksey acudió al estadio descubrió que el escenario estaba construido con cajas de naranjas y que la seguridad correría a cargo de la policía, por lo que rápidamente intentó cancelar el evento. No obstante, el promotor le prometió una renegociación del acuerdo que le dejaría conforme; así que, dado que ya estaban allí y los conciertos estaban preparados, decidió seguir.

La primera noche de los Purple en Yakarta transcurrió bajo una calma tensa, pero sin incidentes graves. Lo más reseñable fue que unos 20.000 fans lograron superar las vallas y colarse en el recinto, apretando aún más a la ya de por sí apiñada audiencia, pero los guardias no reaccionaron y lo permitieron. Cooksey calculó que la recaudación bruta de los shows debía rozar los 750.000$, y ellos solo habían recibido el adelanto de 11.000$, por lo que exigió urgentemente otra reunión con el promotor al llegar al hotel. Según relató el manager, «todo comenzó de manera bastante agradable para acabar convirtiéndose en una agria discusión». A pesar de lo prometido, el empresario se negaba a pagar ni un dólar más de la cantidad acordada inicialmente. En un momento dado, él y sus secuaces se levantaron y se retiraron unilateralmente de la reunión, dejando al mánager solo. Entonces Cooksey intuyó que el promotor no se estaba haciendo el duro ni pretendía renegociar nada, sino directamente estafarles, y lo que sucedió a continuación no hizo más que confirmar ese mal presagio.

Un trágico «accidente»

Poco después se produjo una terrible desgracia en uno de los pisos. Patsy Collins, que ejercía de guardaespaldas de Tommy Bolin, tuvo una discusión con otros dos miembros del equipo y salió de su habitación para subir a la suya. Minutos después sufría un mortal accidente tras caer 6 pisos por el hueco de un ascensor de servicio del hotel. A pesar de la brutal caída, el hombre aún tuvo la fortaleza suficiente para salir por sus propios medios y arrastrarse hasta el vestíbulo antes de caer desplomado. Moriría en el hospital a la mañana siguiente. Esa misma madrugada, la policía de Yakarta irrumpió en el establecimiento y arrestó a las dos últimas personas que habían estado con Patsy: el bajista Glenn Hughes y su guardaespaldas, un tipo conocido como Paddy the Plank. También arrestaron a Rob Cooksey, mánager de la banda, y los tres pasaron todo el día en una celda como sospechosos de haber cometido un asesinato. En declaraciones posteriores, Hughes describiría la situación como rocambolesca, pues mientras estaban encerrados lamentando la muerte de Patsy y sin saber qué iba a pasar con ellos, no paraban de llegar oficiales y funcionarios para pedirles autógrafos.

Embargados por este desgraciado suceso, con las negociaciones rotas y su mánager y el bajista entre rejas, todo hacía suponer que el segundo show sería cancelado por la banda, pero los Purple no tuvieron otra opción que tocar. La situación de sus compañeros era delicada y una negativa podría haber empeorado las cosas. Incluso el propio Glenn Hughes fue llevado al estadio y obligado a tocar con un guardia armado apostado a su lado, el cual no dudaba en apuntarle con su fusil para que no se le ocurriese escapar.

Aquella noche la seguridad en el recinto era tan desmesurada que no presagiaba nada bueno. Probablemente al promotor y a sus amiguetes no les había sentado nada bien que se colasen 20.000 fans el día anterior, y esta vez no lo iban a permitir. Para ello habían congregado en el lugar a cientos de guardias fuertemente armados, muchos de ellos con letales perros dóberman entrenados para atacar a la mínima señal. Tan pronto como comenzó la música, los indonesios, hambrientos de rock, se pusieron a bailar, pero los agentes lo impidieron, golpeando y pateando a aquellos que lo intentaban. Poco a poco la cosa comenzó a ponerse más y más violenta, escalando la situación a tal punto que los policías soltaron a los perros para que atacasen a la audiencia. Aquello se convirtió en una auténtica carnicería.

Deep Purple - You Keep On Moving (Come Taste The Band Tour)

Jon Lord siempre declaró que aquel concierto supuso uno de los momentos más oscuros de su vida como músico. Tocaron unos interminables 40 minutos, entre lágrimas y con la cabeza gacha. Cada vez que osaban alzar la mirada veían a gente siendo atacada y golpeada con palos: se querían morir. Poco antes de que se cortase el show, una vez soltaron a los perros, vieron personas siendo mordidas y mutiladas, chicos jóvenes, incluso niños. Hughes está convencido de que esa noche hubo muertos entre el público. En su memoria quedaron imágenes terribles, como la de un niño siendo arrastrado por un perro enorme que tenía sus poderosos dientes hincados en su brazo.

En cuanto pudieron abandonaron el escenario, asustados y asqueados. Fueron llevados de vuelta al hotel, excepto Hughes, que fue llevado de regreso a su celda, de vuelta con su mánager y su guardaespaldas. Esa noche la pasaron entre rejas, pero a la mañana siguiente ya les dejaron salir. Después de entrevistar a las dos prostitutas que estaban con ellos cuando ocurrió el suceso, la policía «se convenció» de que ellos no tenían nada que ver con la muerte de su compañero y que en realidad todo se debía a un desafortunado «accidente». Eso sí, antes de ser liberados tuvieron que abonar 2.000 $ para recuperar sus pasaportes. Y es que si en algo destacaba la Indonesia de Suharto era en materia de corrupción, donde eran una potencia mundial. La versión oficial, por tanto, dictaminaría que la muerte de Patsy Collins fue debida a un trágico accidente. Según la misma, el roadie se adentró despreocupadamente por una puerta que tendría que haber estado cerrada, precipitándose al vacío. Sin embargo, Lord, Hughes, Cooksey y otros miembros del séquito de los Purple nunca se la creyeron. Para ellos fue un asesinato orquestado por el promotor, pues fue el principal beneficiario de esta historia.

Es sí, una vez en libertad no se lo pensaron y corrieron al aeropuerto para salir lo antes posible del país. Respecto al litigio con el promotor, ya enviarían a su abogado para que lo pelease. Pero en cuanto llegaron a las pistas se encontraron con otra desagradable sorpresa: las ruedas del avión estaban pinchadas. Peor aún, cuando pidieron ayuda al al personal del aeropuerto enseguida se percataron de que había sido aleccionado para no brindarles asistencia, ya que el propósito era saquearles un poco más antes de que se fueran sel país. Al final los propios roadies tuvieron que encargarse del cambio de los neumáticos, para lo cual necesitaron de un gato y una llave especiales por cuyo ‘alquiler’ les cobraron la módica cantidad de 10.000$. Algunos de los muchachos, gente ruda, estaban tan cabreados que propusieron como venganza secuestar a varios lugareños y tirarlos en medio de la jungla, pero las cabezas más sensatas se impusieron. En última instancia consiguieron abandonar Indonesia para jurar no volver a pisar nunca más el país, una promesa que Lord mantuvo en las sucesivas reencarnaciones de Deep Purple —la banda no pudo volver hasta 2002, dos meses después de la retirada de Lord—.

Deep Purple - Come Taste The Band - Glenn Hughes y Tommy Bolin - Mallorca Music Magazine
Glenn Hughes y Tommy Bolin

El grupo había quedao bastante traumatizado por lo sucedido, sobre todo Hughes y Bolin, quienes a su vez venían arrastrando graves problemas con las drogas. A Bolin, en plena crisis nerviosa, le tuvieron que suministrar morfina para que descansara y se tranquilizara. La morfina le indujo a un sueño muy profundo y pesado, y acabó durmiendo muchas horas seguidas en una mala postura, apoyado sobre su mano izquierda. Cuando despertó se había dañado el nervio de la mano, generándole problemas de movilidad tan serios que la banda llegó a plantearse la cancelación de sus conciertos en Japón. Pero parar una gira de ese tamaño era muy mal negocio, así que decidieron salir del paso confiando en que Bolin se recuperaría con rapidez, cosa que no sucedió. En Japón, y en la mayoría de los siguientes conciertos de la gira, el desempeño del guitarrista fue muy pobre. Bolin no era capaz de realizar la mayor parte de sus solos, y Jon Lord fue el encargado de cubrirle. Lord se cargó todo el peso a la espalda, y al final acabó quemado.

En cuanto al promotor indonesio, cuando los Purple llegaron a Japón le explicaron lo ocurrido a su abogado en Los Ángeles y lo enviaron a Yakarta para que reclamase el pago por sus actuaciones. El abogado consiguió organizar una reunión con el mafioso, pero no fue bien recibido y acabó corriendo por la habitación mientras lo perseguían con un machete. El pobre hombre salió escopetado del país con el susto en el cuerpo y la banda tuvo que renunciar a sus honorarios. Para hacernos una idea del tamaño de la estafa bastan unos pocos datos: se calcula que los dos conciertos consecutivos lograron reunir más de de 150.000 espectadores, siendo por mucho los eventos musicales más grandes celebrados en Indonesia en aquel entonces. Unas cifras que no fueron superadas hasta décadas más tarde.

Tercera parte: Los últimos días de Deep Purple (y III): Un final amargo.

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Aprendiz de todo, maestro de nada. Programador, diseñador web, editor, redactor y codirector de esta nave.

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