Max Ostro, el guitarrista que surgió del frío

Os presentamos a Max Ostro, un prodigioso guitarrista de tan solo 16 años natural de Irkutsk, en pleno corazón de Siberia (Rusia).

Esta joven realidad de las seis cuerdas lleva causando revuelo en la comunidad guitarrera desde que comenzó a subir vídeos a su canal de YouTube, a la tierna edad de 12 años. No sólo por su increíble dominio del instrumento, sino también por la asombrosa madurez y buen gusto interpretativo que demuestra en sus contadas apariciones.

Pero, más allá de la faceta musical, el chico también llama la atención por su acentuada inexpresividad y su peculiar aspecto, pues no desentonaría en algún capítulo de la serie Stranger Things o en cualquier película de Wes Anderson.

En el vídeo anterior podemos observar todas las peculiaridades que comentábamos. Más allá de su pelo cardado fuera de moda, de esas enormes gafas retro, de su barbilla huidiza, que le confiere esa particular expresión a su rostro, y de su pálido color de piel, lo que llama la atención por encima de todo es su aire distraído y marcada inexpresividad mientras ejecuta fragmentos de gran complejidad técnica. Para rematar el asunto, las miradas fulminantes que dedica a la cámara en los momentos más inesperados no hacen más que añadir un toque cómico a la interpretación.

Una técnica asombrosa con mucho feeling

Viendo al chico tocar, uno se queda impresionado no sólo por la perfección técnica que atesora, sino también por el buen gusto interpretativo que demuestra a pesar de  su corta edad, propio de guitarristas con un amplio bagaje a sus espaldas.

En el plano técnico, vemos que domina el picking y el tapping a la perfección, así como muchas otras habilidades avanzadas de guitarra. Su técnica no sólo impacta por la soltura y la precisión que demuestra, sacando un sonido limpísimo de gran belleza, sino también por la economía de esfuerzos que podemos observar en su ejecución. Hay momentos en que su mano izquierda parece flácida y sin fuerza, mientras sus dedos se deslizan a una velocidad vertiginosa por el mástil sin apenas apoyarse en las cuerdas.

Este dominio apabullante del instrumento, en contraste con su marcada inexpresividad, provoca desconcierto cuando lo descubrimos por primera vez, pues lo que se ve no está en consonancia con lo que se escucha. Sus gestos apenas transmiten emoción, mientras que su música llega hasta el centro mismo del sistema límbico.

Esta disonancia puede provocar una sensación de incredulidad ante lo que estamos presenciando. ¿Podría tratarse de un montaje? No parece probable, el chico tiene vídeos tocando y demostrando su maestría en directo ante numerosas personas. Además, hay otro dato que elimina cualquier duda: a pesar de su corta edad, y sin ningún proyecto musical más allá de sus vídeos en internet, este joven talento ya está patrocinado por marcas tan prestigiosas como Ibanez. La opción de que sea un fraude se antoja imposible.

De momento Max Ostro no se prodiga demasiado en redes sociales, lo cual creemos que es beneficioso para alguien de su edad. Habrá que tener paciencia y permanecer atentos a la evolución musical – y estética  – de este genio que está llamado a ser uno de los mejores guitarristas del mundo.