Se idolatra sobremanera a Los Enemigos, y lógicamente más aun a su líder creativo, Josele Santiago (Madrid, 1965). Creador de una discografía en solitario alabada igualmente de manera categórica, visita este viernes el Teatre d’Alaró en dueto acústico con David Krahe (sobrino del muy añorado cantautor Javier Krahe). Organiza la excepcional velada el colectivo Rudy Sessions, en esta ocasión con la colaboración de la tienda y también promotora cultural La Familia.
Una vez le preguntaron a Javier Krahe qué hacía o dónde colocaba su ego después de tantos años de carrera. Contestó que su ego es manejable, que tenía bastante pero el justo, pero sobre todo que como andaba muy seguro tampoco había que demostrar tenerlo. ¿Por dónde anda el tuyo, si lo tienes, después de tantos años de carrera?
Donde voy pudiendo. Tampoco he sido nunca de ir de machito alfa ni nada parecido. Supongo que lo tendré como todo el mundo pero cabe en cualquier lado. Generalmente, en el lado izquierdo del escenario con David Krahe, y en medio con Los Enemigos.
¿Es un simplismo decir que Josele Santiago hace de macarra en Los Enemigos y de intelectual en solitario?
No sé qué decirte… Ni macarra ni intelectual, solo intento hacerlo lo mejor que puedo. A lo mejor lo hago pero no es mi intención. Solo quiero hacer buenas canciones y que la gente las disfrute. Tal vez con Los Enemigos sí soy un poco más chulito, pero porque te lo va dando el sonido.
Uno escribió el otro día: «Las canciones siempre están mucho más cerca de lo que crees y empiezan mucho antes de sentarte al piano o a tocar la guitarra» [del artículo La importancia de Santiago escrito para la revista Rockdelux]. ¿Dónde empiezan hoy tus canciones? ¿Dónde y cuándo te visitan tus musas?
Pues ya te digo: donde menos te lo esperas. Aunque lo del piano, la verdad, fue una vacilada porque lo toco muy mal. La chispa que prende una canción está donde menos creías. Y sí, generalmente más cerca de lo que pensabas.
Porque todo eso habrá cambiado con respecto a veinte, treinta años atrás.
Tampoco tanto. Se vuelve uno más perfeccionista. Me cuesta más convencerme a mí mismo de que está terminada.
No creo que se equivoque quien diga que muchas de tus canciones te han servido como extintor de tus incendios y sobre todo de tus infiernos. Pero el otro día escribiste que el vino ya no te sienta bien. ¿Cómo va, pues, tu método? ¿Por qué sigues escribiendo canciones?
Me salva que escribir canciones es una obsesión casi enfermiza. A veces te equivocas pero hay que seguir yendo con la antena puesta a ver dónde prende la chispilla que decía antes. Cuando la detectas es cuando luego tienes que ir a casa a comprobarlo con un papel y un lápiz.
¿Has desarrollado una faceta, más o menos fundamental en tu quehacer actual, de oficinista del rock? ¿Eres ordenado y metódico escribiendo canciones?
No. Solo una vez que he identificado la chispita esa. Entonces ya sí. Ahí toca un poco de método y disciplina. Pero antes no. Antes, como decía, hay que ir siempre con la antena puesta para ver dónde se posa la chispa y dónde prende. Porque a veces se posa, pero no prende. A veces solo una idea no te sirve porque hazte cargo de que eres esclavo de una melodía, una métrica, y tiene que cuadrar. Es algo más artesano. Y además, a mí me gusta que rime.
Nunca te he entrevistado, y ahí va algo que siempre he querido preguntarte: el tal Dios ha salido a menudo por tus letras. ¿Eres religioso?
Va por días. Pero diría que tampoco ha salido tanto como suelen decir. Dios y también el Diablo salen mucho en otros estilos como el blues, pero como personajes secundarios. A mí lo que me gusta es encadenar imágenes. Yo me tomo las canciones como una sucesión de fotografías, de imágenes potentes. Y si encarta Dios pues bienvenido, y si encarta el Demonio también, que los dos tienen una imagen muy potente. Pero no para hablar de ellos sino que me sirvo de sus personajes, como secundarios, para centrarme en otra cosa.
«Dicen algunas hierbas / que extraen su fuerza / en la luz lunar» [extracto de la letra de ‘Saeta’, incluida en Transilvania, su quinto y último disco grabado en estudio hasta la fecha]. ¿Cómo de esencial en el Josele artista sigue siendo el Josele nocturno y lunar?
Se refiere más al bosque, a la fuerza vital de la Naturaleza. Y es que creo que importa más el cómo que el qué. Ahí estoy intentado hablar de las fuerzas telúricas de la Naturaleza. Salió después de un paseo por el bosque. Y está mal que yo lo diga pero me parecen unos versos muy bonicos.
Ahí va otra que siempre quise preguntarte: ¿eres un lunático?
Yo sí. Bastante. Cuando sale la Luna Llena estoy como un cencerro. Me encanta verme en esos momentos como parte de un todo. Algunas plantas son más divertidas que otras, supongo que estaremos de acuerdo, y que algunas extraigan su fuerza de la luz lunar me parece precioso. Y bastante acertado: por la noche el bosque se regenera y salen las bestezuelas.
Y Elmo (su perro) se pone a ladrarle a todo eso.
¿Y eso cómo lo sabes?
Documentación previa.
¡Pues sí! Le ladra y le aúlla.
De quien admiro sobremanera sus textos me es indispensable preguntarle qué está leyendo.
A Cotzee [escritor de origen sudafricano y nacionalizado australiano en 2006, se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 2003]. Creí que lo había leído todo, pero me faltaba Diario de un mal año. Soy muy entusiasta de este señor, y no me está defraudando.
¿De quién va a haber antes nuevo disco, de Los Enemigos o tuyo en solitario?
Creo que toca uno de Los Enemigos.
Pues Los Enemigos producidos por Raúl Refree [productor de Transilvania] sería algo grande y gordo.
No sé yo…
Se habló mucho de las letras «bestias» en Transilvania, a lo que añado: y vaya sonido más bestia, en el mejor de los sentidos.
Sí, las letras son bastante ariscas. Y las músicas no son estridentes, pero sí… Acabé encantado, trabajaría otra vez con él. Es un productor hiperactivo. Mucha gente lo califica de «invasivo» pero tampoco es eso: es un torrente de ideas. ¿Que te gustan? Adelante. ¿Que no? Pues dices «mira Raúl, no». Y ya está.
¿Sigues enfadado? Porque declaraste que tal vez todo aquello vino porque estabas enfadado.
Hace ya tiempo de Transilvania, pero a veces te pones a trabajar y… En aquel entonces no se hablaba tanto del cambio climático, del bosque que va menguando… Vivo enfrente de un bosque, en un ático, y veía como iba menguando. Sí, me cabrea mucho. Ahora va a más, y me cabrea mucho, pero como ya lo solté no creo que me salieran canciones tan brutas. De hecho lo que estoy escribiendo está a años luz de este planeta que ya doy por perdido. Si nos vamos todos a tomar por saco, pues muy bien porque nos lo hemos buscado. Y todas las demás criaturas se van a alegrar muchísimo de que desaparezcamos. Saben vivir en paz y armonía, y nosotros no.
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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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