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Publicado el 28 febrero, 2021

Kevin Ayers: No Mañanas en Deià

Por Julio Molina
Kevin Ayers - Mallorca Music Magazine

Fue en Deià donde el «Ángel Dorado del Canterbury Sound» encontró su otoño particular y de paso nos regaló su lisérgica y seductora presencia, así como cientos de anécdotas que todavía circulan hoy en día entre los músicos y vecinos de la isla.

Kevin Ayers llegó aquí a finales de los 60. En un alarde de empatía y generosidad sin parangón, quiso enseñar la isla (y más cosas) a Kristen, la mujer de su amigo el magnate multimillonario Richard Branson, y posteriormente también a la hija de ambos, para finalmente acabar asentándose en Deià y mimetizarse por completo en ese lugar tan onírico hecho a su medida.

En esos años, tanto Ibiza como Formentera o Mallorca eran un sitio ideal donde podían refugiarse hippies de familia «bien» provenientes de Inglaterra o de Estados Unidos, que evitaban así el farragoso trámite de tener que ir a la guerra de Vietnam. Fue en Deià donde, arropados por el viejo Robert Graves, se creó un microclima ideal en el que también desembarcaron una serie de músicos cargados de hedonismo y talento hasta los topes, con propuestas musicales que solo alcanzaron a valorar algunos mallorquines avezados.

Kevin Ayers - Mallorca Music MagazineKevin Ayers tal vez es el que más impronta dejó por su cercanía y empatía con el lugar y su paisanaje. Seguro que músicos como Joan Bibiloni o Pere Colom, que estuvieron a su lado, de forma muy precisa podrían dar infinidad de detalles de cómo se fraguó ese matrimonio tan espiritual entre el británico y la isla. Como aquella anécdota del Seat 850 del que disponía, al que llamaban «el ascensor» y que utilizaba para transportar a sus amigos atravesando los escasos centenares de metros que separaban su casa de su querida «Sa Fonda», al cual una vez acabado el episodio lúdico-etílico (y en muchos casos ya habiendo amanecido), volvía a recurrir para realizar el trayecto de vuelta, pero «marcha atrás», de ahí el apodo del vehículo.

Muchos son los otros mallorquines como Ivan Tobíass, Emi Miró, Alberto Vizcaino, Bert del Chotis o los miembros de Radio Futura, que también lo frecuentaron, los que tuvieron la ocasión de compartir momentos también con él en fiestas, anécdotas o improvisadas sesiones a las que era asiduo y que han quedado grabadas a fuego en la memoria de estos y que conservan como un regalo.

Con una habilidad especial y gusto exquisito (quizás sólo superada por capacidad y habilidad con las mujeres), había sabido rodearse siempre de excelentes músicos, especialmente guitarristas como Andy Summers, Mike Oldfield (al que tuvieron que falsificar el pasaporte por ser menor de edad para poder realizar una gira), o con el mismísimo Jimmy Hendrix, con el que jugaba al ajedrez durante los ratos libres que tenía en la gira que hicieron Soft Machine por EEUU junto a él, y por supuesto también contó con el todopoderoso y mágico zurdo Ollie Halsall a las seis cuerdas durante sus mejores años.

El ex-Soft Machine trabajó con músicos como John Cale, Brian Eno o Nico, pero lejos de estar interesado en una vida dentro del Star System que se le debía suponer y a la que renunció, y con una filosofía de vida más cercana a aquello que cantaba de «bebamos algo de vino y pasémoslo bien», disfrutó de casi un década en esta isla como un enano. Su legado como músico va más allá de lo previsible u ordinario, y obras como Bananamour, Rainbow Takeaway o Still Life with Guitar así lo atestiguan. Fue el músico y creador libre que quiso ser, sin ninguna duda. Dotado de una sensibilidad extrema y siempre envuelto en una sutil fina ironía como buen británico, dejó un repertorio a la altura, o incluso por encima de muchos otros músicos mucho más populares de su generación. Nunca le importó, más interesado estaba en la buena vida y los placeres que se procuraba con esmero como el vino, sustancias peligrosas o el amor y la amistad, que le aportaban esa paz interior que buscaba y finalmente encontró aquí, entre nosotros, para seguir desarrollando una carrera artística sin presiones ni ataduras, disfrutando de los días y las noches sin medida.

Finalmente y ya siendo casi el último de los suyos, a principios de siglo, harto de turistas ricos e idiotas, abandonó hastiado Deià para asentarse en Montolieu, al sur de Francia, intentando encontrar aquello que ya no había en nuestro pueblo de la Serra Tramuntana. Jamás lo encontró, falleció allí el 18 de febrero de 2013, pero se quedó para siempre con nosotros.

Kevin Ayers – Yes We Have No Mañanas

 

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Publicado por:

Julio Molina - Mallorca Music Magazine

Músico, cantante y compositor en Urtain. Colaborador musical en Cadena Ser / Radio Mallorca. Redactor en Mallorca Music Magazine.

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